La Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), que representa a cerca de 4.000 empresas y establecimientos del sector, presentó al Gobierno un Plan de Competitividad Textil con la urgencia de revertir una profunda crisis sectorial que generó 11.000 despidos y 12.000 trabajadores suspendidos desde diciembre de 2023.
La industria, que emplea formalmente a 108.000 trabajadores, atraviesa un complejo escenario marcado por la caída del consumo y una capacidad ociosa que alcanza el 60%.
La iniciativa de FITA, elaborada por los economistas Miguel Kiguel y Andrés Borenstein, busca mejorar la competitividad del sector y promover la formalización del empleo.
El punto central de la propuesta es permitir que los impuestos al trabajo (cargas patronales) abonados por las empresas sean tomados a cuenta del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Los referentes del sector sostienen que este mecanismo es fundamental para la supervivencia y la adaptación de la industria.
Según afirman los dirigentes, los costos laborales en Argentina son un 30% superiores a los de Brasil, a pesar de que el país cuenta con materia prima, conocimiento y capacidad industrial.
Costo fiscal nulo y beneficios sociales
Una de las características más destacadas del plan es que FITA asegura que su implementación no generaría un costo fiscal para la economía.
Por el contrario, la federación cree que la formalización del empleo y la consecuente expansión de la base imponible del IVA implicarían un fortalecimiento de la recaudación tributaria.
Los beneficios sociales derivados de esta formalización, como el incremento del consumo formal y una menor presión sobre el sistema público de salud, compensarían la reducción de ingresos públicos resultante del descuento de los impuestos laborales.
El objetivo es que la industria pueda competir, al menos, con la región, acercándose a los niveles de Perú y Brasil.
El contexto económico demanda “respuestas inmediatas”.
Los datos oficiales reflejan la gravedad de la situación: en agosto de 2025, la actividad textil se contrajo un 18,1% en comparación con el mismo mes del año anterior, una caída muy superior al 4,4% promedio registrado por la industria nacional.
Esta retracción se siente fuertemente en las plantas: el uso de la capacidad instalada se ubicó en apenas 41,5% en agosto de 2025.
La capacidad ociosa es tan alta que se estima que seis de cada diez máquinas permanecen detenidas, y la capacidad instalada que hoy no se usa (la cual cuenta con tecnología superior y competitiva) podría estar trabajando para exportar.
Luis Tendlarz, presidente de FITA, explicó que el compromiso es impulsar políticas que contribuyan a mejorar la competitividad de la industria en el contexto actual.

Acuerdo regional y apertura a EE. UU.
Además de la propuesta fiscal interna, la federación está enfocada en la expansión internacional.
Recientemente, FITA firmó una nota de acuerdo con Abit (Associação Brasileira da Indústria Têxtil e de Confecção) y Abrafas de Brasil. El objetivo de este convenio es impulsar la apertura de una negociación para un Acuerdo Bilateral Sectorial con los Estados Unidos.
Este documento binacional busca promover la diversificación exportadora, la integración productiva regional y atraer nuevas inversiones.
Los dirigentes de FITA y sus pares brasileros creen que existe una ventana de oportunidad, especialmente después de que Estados Unidos anunciara acuerdos con otros países, como Honduras y El Salvador.
Los exportadores textiles argentinos creen que están preparados para tomar el desafío de exportar tanto a Europa como a Estados Unidos y que pueden sustituir importaciones de origen chino en el mercado del Norte.
En este momento, la industria ya exporta a la región, incluyendo a Brasil, Colombia y Paraguay. La vinculación con la industria brasilera es estrecha, e incluso Paraguay desea sumarse al pedido de acuerdo con el Mercosur.
Tiempos políticos vs. necesidades del sector
Los industriales reconocen que han presentado la propuesta de competitividad hace “varios meses”.
Si bien afirman que el gobierno recibió las propuestas y no está en contra, el presidente de FITA señala que el problema es que los tiempos políticos no siempre están de acuerdo con las necesidades de la industria, lo que se traduce en despidos y suspensiones.
Además del plan de competitividad, FITA presentó al gobierno una propuesta para monitorear el precio de los productos textiles que ingresan al país, manifestando su preocupación por la falta de aplicación de valores de referencia en la Aduana.
Esta preocupación se debe a que, si bien la caída de la actividad se atribuye principalmente a la baja del consumo, las importaciones de producto terminado están aumentando mucho en volumen y valor, mientras que las importaciones de insumos están bajando.
El sector, con empresas que tienen más de 70 años en el país, está buscando adaptarse.
Los industriales están de acuerdo con los objetivos macroeconómicos del gobierno, como contener la inflación, pero insisten en que si bien la macro define al país, la micro define a su gente.
La industria textil está fuertemente radicada en el norte argentino, concentrando más del 40% de la actividad en Catamarca. Tienen la capacidad para producir tanto para el mercado interno como para exportar, y buscan evitar que la desocupación continúe creciendo.
