El viernes pasado, 16 de junio, se presentó en Rosario, en la sede de la Universidad Nacional de esta ciudad, el octavo libro y segunda novela de Federico Ferroggiaro: El miedo vino después (URN Editora, 2023).
Se trata de una ficción que parte de un hecho histórico: el asesinato de cinco cooperativistas, perpetrado por efectivos de la Policía de Córdoba, el 23 de enero de 1974, en la Ruta Nacional Nro. 9, kilómetro 674.
Pero, claro, es una ficción, una suerte policial, un texto político…
Un relato que se adentra en la investigación de ese supuesto “error policial” que llevan adelante dos periodistas que deben escribir una crónica para la revista Así.
Pero, ¿qué escribir cuando las versiones encontradas se chocan con los aprietes, la censura, las luchas políticas, las mentiras que buscan hacer zafar a los responsables de esos crímenes? ¿Cómo llegar a “la verdad”, cómo enunciarla, cuando el miedo ya está ahí?
De alguna manera, esta novela que se lee como un thriller, vuelve a poner en escena a las víctimas de un período de la historia de nuestro país sobre la cual los estudiosos prefieren no indagar.
Ese lapso que va del onganiato al golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976 es generalmente evitado porque los consensos son frágiles y porque no ha cristalizado aún un discurso que explique, de forma honesta, las responsabilidades sobre la violencia política que tiñeron de sangre al país antes de que se consolidara el terrorismo de Estado practicado por la dictadura.
“Para adentrarme en esa historia leí los diarios de la época, los discursos de Perón después del asalto a la guarnición de Azul, noticias sobre la interna de las fuerzas policiales de Córdoba y su enemistad con el Gobernador Obregón Cano, viejo aliado de Cámpora. Dejé mucho material afuera: entrevistas que podría haber hecho, el documental de Jorge Fenoglio que podría haber visto, indicios que podrían haber ampliado la búsqueda pero, para la ficción que yo quería escribir, ya tenía suficiente material”, señala Ferroggiaro.
“Escribí esta novela desde el espanto”, declara el autor y amplía: “Al conocer sobre el asesinato de estos cinco hombres que iban en un auto a hacer un trabajo de rutina, inspeccionar un supermercado en Colonia Caroya, y cómo fueron emboscados por la policía y masacrados brutalmente, en democracia, sentí la necesidad de que el hecho llegara a ser conocido por más personas, que se discutiera, que se investigara cómo pudo ocurrir y cómo es posible que no forme parte de la memoria colectiva”.
De todos modos, El miedo vino después no es una investigación periodística ni un paper escrito por un historiador. Es una novela, una ficción que, con los procedimientos de la literatura, con personajes ficticios o recreados a partir de los nombres reales, con una gran carga inventiva, nos enfrenta al problema de cómo contar y cómo informar sobre un acontecimiento que expone ante la sociedad los enfrentamientos internos que se dan en el tercer gobierno del General Perón.
“La técnica del racconto inchiesta y la ficcionalización de la realidad que pueden leerse en las novelas de Leonardo Sciascia me sirvieron de modelo para encontrar mi propia forma de narrar literariamente esta masacre”, explica Ferroggiaro.
“Más allá de esto, la novela puede encararse como una suerte de policial, como una ficción autónoma, como un ejercicio de memoria o como un texto político que busca cuestionar a qué muertos, a qué víctimas queremos recordar y a cuáles resulta menos conflictivo mantener en el olvido”.
Y, al final de nuestro diálogo, añade: “Si bien no hay una dedicatoria, de hecho, ninguno de mis 8 libros está dedicado, no tengo dudas de que esta novela podría ser ofrecida como un simple homenaje a la memoria de esos cinco hombres y sus familias. Como escribí en las páginas finales de El miedo vino después: ‘Después, entonces o siempre, se sabrá que se llaman: Víctor Cantoia, Aldo Viotto, Ernesto Pascucci, Roberto Blanch y Odorico Montorfano.’”
Crítica de Rosario/12 sobre el libro.
